Dr. Beca: “El aporte de la bioética es ayudar a pensar y a organizar el pensamiento”
El reconocido Dr. Juan Pablo Beca estudió medicina en la Universidad de Chile, donde también realizó su especialización en pediatría, para más tarde estudiar neonatología en Inglaterra. Actualmente está dedicado a la bioética y a sus 80 años sigue disfrutando su pasión por la bicicleta.
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Con más de 50 años de médico, el doctor Juan Pablo Beca afirma que sus principales intereses como profesional son la práctica pública y la docencia, siempre con un grado de investigación. Es por eso que tras años dedicado a la salud pública decidió dejar su pasión de lado (su profesión) para dedicarse en su totalidad al Centro de Bioética de la Universidad del Desarrollo, fundado por él mismo.
Durante sus comienzos como profesional tras estudiar medicina en la Universidad de Chile y especializarse en pediatría y neonatología, Juan Pablo trabajó en el Hospital Luis Calvo Mackenna, lugar donde creó la primera Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal con 25 unidades de programas intensivos desde Arica a Magallanes.
“Cuando partió el intensivo, éste ayudó a bajar la mortalidad neonatal, nunca se pudo medir bien, pero claramente la incidencia de asfixia o secuelas neurológicas disminuyó, que era lo que más nos motivaba. El programa se llamó ‘Reducción del daño neurológico y disminución de la mortalidad neonatal’. Trabajamos cinco años en esto y fue muy lindo”, señala el doctor.
El compromiso social siempre fue uno de los sellos más importantes durante su experiencia, de hecho, explica que esa fue la razón por la que decidió estudiar una carrera tan compleja como la medicina.
“Para mí la medicina es un servicio al que sufre, y quien no tenga ese sello (social) hará una medicina muy parcial, que se puede distorsionar hacia otras cosas, otros intereses. Un buen médico tiene que ser muy bueno desde lo científico, lo técnico, y tiene que ser muy buen médico en lo moral también”, afirma.
Asimismo, la investigación también es fundamental para que un médico sea bueno, según el doctor Beca, ya que los profesionales constantemente tienen que estar haciéndose preguntas y ser críticos. “Por ejemplo ¿cómo puedo mejorar el apoyo ventilatorio de un recién nacido? Esa es una pregunta de investigación, tienes que estudiar todo lo que hay y preguntarte cuáles son las cosas que hay insuficientemente demostradas, cuáles son los detalles que se pueden mejorar, y eso puede llegar a aportar conocimiento y a lo mejor llegar a implantar una nueva metodología, una técnica, un tipo de apoyo respiratorio, un respirador mecánico diferente, lo que fuera”, argumenta.
Experiencia en la UDD
Juan Pablo llegó a la Universidad del Desarrollo desde que se fundó en 2002 la Facultad de Medicina CAS-UDD. El doctor Pablo Vial, director del Instituto de Ciencias e Innovación en Medicina (ICIM), lo llamó para invitarlo a hacer clases de bioética, propuesta que fue aceptada, pero con una condición: crear un centro de investigación enfocado a la bioética. Así fue como nació el Centro de Bioética que dirigió por más de 10 años.
“Hemos logrado tener un equipo multidisciplinario, una productividad, una investigación importante, una presencia en el país, una proyección. Nosotros tenemos actividades que son abiertas, tenemos cursos que son abiertos para los que se inscriban, tenemos mucho vínculo con gente que trabaja en comité de éticas en regiones, capacitaciones en La Serena, Valdivia, Temuco, etc”, comenta.
Además, el Centro de Bioética UDD es uno de los 10 centros en el mundo que colabora en las actividades que realiza la Organización Panamerica de la Salud (OPS) / Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Ha sido un desafío muy interesante, nuestro término de referencia es sobre todo apoyar el desarrollo de la bioética clínica, o sea lo realmente médico aplicado a tratamientos de enfermos con sistema de atención. Así que tenemos líneas de trabajo muy diversas, tenemos la enseñanza de pregrado en Medicina, que es un eje curricular y se enseña desde la semana puente al ingreso. Hay cursos en primer año, cursos en cuarto año, ciclo de seminario en todos los internados. De esta forma el egresado UDD sabe que bioética no es una palabrita de adorno, sino que es parte constitutiva de una buena medicina. El aporte de la bioética es ayudar a pensar y a organizar el pensamiento”, puntualiza.
En cuanto a su desarrollo como docente en la Universidad, el doctor Beca asegura que la experiencia ha sido única, ya que le encanta el trabajo directo con los alumnos de pregrado y postgrado, sin embargo, asegura que actualmente está más enfocado a postítulo y postgrado.
“Una de las cosas más lindas que he vivido como profesor es ver a alumnos egresados, médicos ya formados como especialistas, haciendo muy buena medicina. Hace poco tuve una conversación larga con una egresada de la primera generación. 10 años de médico, está haciendo su especialidad, y vive un concepto de madurez, de seriedad, de compromiso admirable. Es como ver a un hijo ya desempeñándose como un adulto. Me he encontrado con médicos que están en pueblos, haciendo sus especialidades, médicos presentando en congresos, etc. Creo que eso es lo mejor, ver el producto de una Facultad”, dijo.
Pasión por pedalear
Al cumplir 80 años, Juan Pablo Beca decidió celebrarse de una forma diferente a lo que cualquier persona a su edad lo haría, para eso juntó dos de sus pasiones: la bicicleta, con su familia y creó el evento 80/80, pedalear 80 kilómetros para festejar sus 80 años de vida.
“Ya acercándome a cumplir 80 años, gracias a Dios en buenas condiciones y trabajando contento con lo que hago, pensé en hacer algo con mis puros hijos y pedaleando. Fue ahí cuando me puse la meta de los 80 kilómetros a los 80 años. Hay un circuito en La Dehesa de calles que son 10 kilómetros, armamos algo y que cada uno pedaleó lo que pudo. Yo hice ocho junto a los que pudieron terminar los ocho. Lo hice solo con los hijos y nietos, y después nos fuimos ese mismo fin de semana a un hotel de campo en Cuncumen”, cuenta.
A esto agregó que “siempre he pedaleado con ellos, desde siempre pedaleé, siempre subía el cerro San Cristóbal. Cada vez comencé a pedalear más y más, y se armó un grupo, salíamos por los caminos de Santo Domingo hacia Rapel. Lo agarré como deporte y ahora el camino que me gusta hacer en Santiago es el camino a Farellones. De hecho, lo subí hace poco hacia Yerba Loca, son 23 kilómetros de ascenso, se suben 900 metros de altura, y me demoro entre dos horas. Cada uno a su pinta, yo lo hago despacito, pero lo puedo hacer, a estas alturas de la vida no son muchos lo que llegamos ahí”, finaliza.