Todo comenzó en tercer año, cuando empecé a soñar con viajar. Pero esta vez con un viaje distinto, un viaje sola. Había algo en mí que me gritaba ‘’hazlo’’!
La verdad fue todo tan rápido que un día aparecí en la oficina de Rocío (coordinadora de relaciones internacionales de la UDD) preguntando y empezando a gestionar todo.
Mi primera opción siempre fue Barcelona, es una ciudad que a nivel de Diseño es muy reconocida y además de que me encanta la ciudad, tenía el plus de ser de habla hispana.
Lamentablemente, me dijeron que solo quedaban cupos para el segundo semestre 2020. Y yo estaba buscando irme el primero, por diferentes razones…
Fue muy triste y decepcionante para mí, en algunos momentos quise anular todo y no partir. Luego me fueron dando más opciones en España, como Pamplona, Santander, entre otras… Y en algún momento surgió París.
Me acuerdo que Paris mi primera impresión fue ‘’wow..’’ tenía muchas ganas pero a la vez miedo. Me surgían dudas todo el tiempo. ¿Sola allá? ¿Hablando Francés? Pero ahí estuvo Rocío con mi mamá dándome ánimo y atreviéndome a decir que sí.
Comencé los papeles, los trámites y de un día a otro ya me encontraba en Paris.
París es una ciudad maravillosa en todo sentido. La comida, la arquitectura, la moda, el arte, el teatro, la gente… todo lo convierte en una ciudad cosmopolita.
Encontré donde vivir en el mismo distrito que mi escuela. Me quedaba a 15 minutos caminando, por lo que era ideal.
Unos días antes de comenzar las clases, fui a conocer la universidad por mi cuenta, me acuerdo de estar frente a la escuela, nerviosa pero con unas ansias enormes por comenzar la experiencia. Me tomé una foto fuera de la universidad y decreté: aquí lo voy a pasar increíble!
Con la universidad nada que decir, desde el día uno me sentí súper acompañada por mis profesores y compañeros, teniendo un trato muy personalizado. Yo era la única de intercambio por lo que fue bien especial.
La escuela era arte puro. Una película, todos los alumnos tocando música, creando obras y arte en los pasillos, exponiendo sus trabajos, formando un ambiente único. Eso hizo que me sintiera cómoda y motivada a expresarme y soltar la mano a nivel artístico.
Cuando partió el covid-19, tuve que volver a Chile. Con muchísimos sentimientos encontrados, por un lado feliz de volver a estar en casa con mi familia y protegida. Pero por otro lado muy triste… estaba dejando a mis nuevos amigos de piso, a mis amigos de la escuela, y a mi nueva ciudad Paris.
Recuerdo mis paseos por Champs – Élysées, tomándome un café bien abrigada. O mis picnics al lado del Sena, con amigos riéndonos hasta la madrugada. Sin duda, son momentos que me hacen pensar y querer volver sin duda.
El intercambio me cambió profundamente. Hoy en día me siento más capaz en todo, me siento segura y valiente. Aprendí muchísimo de la ciudad, de la calle misma. Volví con la cabeza llena de ideas, e incluso cambió mi perspectiva del diseño, queriendo cambiar el área al que siempre quise dedicarme, y enfocarme en algo distinto, aplicando todos mis nuevos conocimientos.
Fue un final diferente al que pensé que sería, pero tengo mucha fe de que cuando pase todo esto, la puerta está más que abierta para regresar. Sé que hay un segundo capítulo que vivir para mí en Paris.
Con mucho cariño, les digo a todos los que tienen duda y miedos, que lo hagan. Qué de verdad… es la mejor experiencia que he tenido hasta el minuto.
Loreto Dimter, alumna de Diseño Gráfico UDD