La inserción de la mujer en el mercado laboral a través del emprendimiento, los sectores de desempeño, la innovación, las diferencias de género en la actitud emprendedora, el valor del liderazgo femenino en la organización de empresas, y el rol de la sociedad en formar mujeres emprendedoras de alto potencial.

Éstos fueron los temas que se abordaron en el lanzamiento del libro “Mujer y creación de empresas de alto impacto: comprendiendo diferencias y su aporte a la economía”, elaborado por el Centro de Estudios Empresariales de la Mujer (CEEM) de la Universidad del Desarrollo y Mujeres Empresarias.

La actividad se realizó el 6 de octubre en la UDD y contó con la presencia de la ministra del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), Carolina Schmidt, quien abordó las principales situaciones que afectan  a las mujeres en términos laborales y el rol de la institución que representa en el fomento de la inserción de la mujer en el emprendimiento.

“El Sernam tiene políticas públicas que fomentan tanto el emprendimiento de sobrevivencia como aquellos de alto impacto”, señaló la Ministra.

“Las mujeres deben creer en sus capacidades para poder sacar adelante sus negocios. Hoy existe un 5% de empresas que están lideradas por  mujeres, necesitamos que esa cifra llegue a un 30 o 40%”, agregó.

Posteriormente fue el turno de Adrián Magendzo, subdirector de emprendimiento de InnovaChile de CORFO, quien se refirió al  importante rol que tienen las mujeres en la sociedad, “no llegaremos al desarrollo que quiere el Presidente sin las mujeres, necesitamos de los talentos que ellas tienen en la creación de empresas de alto impacto”, enfatizó.

El libro —que fue presentado por sus autoras Olga Pizarro, Directora del Centro de Estudios Empresariales de la Mujer y Massiel Guerra, investigadora del mismo centro— se enmarca en el Programa Chile Emprendedoras, financiado por el Fondo Multilateral de Inversiones  (FOMIN) del Banco Interamericano del Desarrollo, BID y coordinado por la Cámara de Comercio de Santiago, CCS.

Olga Pizarro destacó que “para la mujer, la decisión de ser empresaria muchas veces se presenta como una consecuencia de su rol en la sociedad, en la etapa del ciclo de vida en que se encuentra, y no como una opción de carrera viable desde un principio”.

“Esto resta oportunidades,  no sólo para su desarrollo sino también, para que ponga a disposición todo su talento y cualidades diferenciadoras -muy efectivas para crear espacios innovadores-, elemento esencial de toda empresa de alto potencial de crecimiento”, agregó.

Adicionalmente, según el reporte, no sólo existe una amplia diferencia entre hombres y mujeres en cuanto a su participación en la actividad emprendedora, sino también en la composición, tamaño, orientación sectorial, productividad y potencial de crecimiento de los proyectos.